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Las orugas de la procesionaria del pino pueden causar graves daños tanto a las personas como a los animales domésticos. Urticarias, picores o dificultad respiratoria son algunos de los efectos perjudiciales más frecuentes. La procesionaria del pino suele ser una de las plagas más frecuentes en las comunidades de propietarios malagueñas. Por ello, el Ayuntamiento de Málaga ha publicado un protocolo para reducir su presencia.

El ayuntamiento realiza este protocolo anualmente para controlar la plaga de la procesionaria del pino en las zonas públicas de la ciudad. Desde este organismo, se insta a emprender estas acciones también en los ámbitos privados a los que les afecta, entre los que se encuentran las comunidades de propietarios.

En primer lugar, entre octubre y noviembre se aplica un tratamiento biológico preventivo. Generalmente, suele aplicarse Bacillus thuringiensis var. Kurstaki junto a fortificante vegetal, aminoácidos, materia orgánica y fósforo. Con esta primera intervención, se consigue frenar el desarrollo de los pelos urticantes de las larvas.

Unos meses más tarde, de enero a marzo, es recomendable detectar y hacer seguimiento de los nidos que hayan podido hacer las orugas. Durante este periodo, profesionales cualificados aplican un tratamiento curativo-correctivo y retiran todos los nidos que estén al alcance. Para este tratamiento curativo-correctivo, desde el ayuntamiento se recuerda la importancia de consultar anualmente los productos fitosanitarios autorizados por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITERD. Igualmente, estas acciones pueden complementarse con otras como la colocación de trampas de feromonas o el uso de depredadores naturales.

Para más información, puede consultarse el resumen de la ponencia del ingeniero forestal José Antonio Gómez realizada durante el Curso CAFMálaga Dospuntocero de 2017.