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Artículo elaborado por José Antonio Gálvez. Director Técnico de Fumicosol s.l.

La procesionaria del pino es un insecto autóctono considerado la plaga más importante de los pinares mediterráneos. Debe su nombre de “procesionaria” a su desplazamiento en grupo de forma alineada, a modo de procesión. Esta especie de lepidóptero nocturno (polilla) es conocida en su fase larvaria como la oruga del procesionario del pino y produce la caída de las hojas de los pinos y fuertes reacciones alérgicas y urticarias en las personas y animales. Además, esta plaga ataca por igual a las especies arbóreas que se encuentran en zonas urbanas, en parques, jardines, colegios, urbanizaciones y áreas residenciales. Por ello, algunas comunidades de propietarios deben tener presente el calendario de actuación contra estas plagas para evitar que pueda afectar a vecinos y animales domésticos.

 

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Este insecto típicamente mediterráneo se localiza en España, Portugal, Grecia, Francia, Italia, Bulgaria, Turquía, Palestina, Israel, Túnez, Argelia, Siria, Líbano, Egipto, Marruecos, y Libia.

Ciclo de vida

Las polillas del suelo aparecen al final del verano. La hembra vuela hacia las acículas de las coníferas con el objetivo de poner los huevos. Éstos tienen un ciclo de eclosión de 30 a 40 días y con un número de puesta que oscila entre 70 y 300 individuos de la especie. Estas orugas construyen nidos o bolsones de seda que les sirve de refugio en los fríos meses de invierno. Mudan “la piel” hasta cuatro veces pasando por cinco  fases diferentes  hasta llegar a completarse.

A finales de enero y principios de febrero comienzan las orugas a descender de los troncos en fila de manera agrupada hacia el suelo para enterrarse unos 20 centímetros y convertirse en crisálidas. En agosto emergen como polillas comenzando de nuevo su ciclo. Este momento es considerado el punto más crítico del control de prevención, ya que la responsabilidad de mitigar los posibles perjuicios corresponden a los ayuntamientos y propietarios dentro de sus respectivos ámbitos.

 

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Daños

En cuanto a los daños se pueden distinguir dos clasificaciones diferentes:

1) Pérdida de acículas: Las orugas se alimentan de las hojas de los pinares y cedros provocando que éstas se sequen y caigan. El daño más importante se produce en su fase larvaria al final del invierno y hasta mitad de primavera, debido a que se encuentran más feroces.  Rara vez provocan la muerte de los pinos pero facilita, debilitando en gran medida, el ataque posterior de otras plagas. En los jardines daña seriamente el aspecto estético.

2) Urticarias y alergias: Se producen en personas y animales domésticos, provocado por los pelillos urticantes que recubre a la oruga y que se dispersa por el aire produciendo irritaciones en nariz, ojos y piel. Hay que tener mucho cuidado y vigilar que los niños no las toquen.

En animales domésticos, como en los cachorros de un perro, el peligro viene por la procesión de esta oruga. Al chuparla la mascota o a través de la caída del nido que contiene pelos urticantes provocan los siguientes síntomas al animal: inflamación de labios, boca, cabeza, picor y babeado exagerado. En estos casos se recomienda consultar a un veterinario de manera urgente.

Para evitar durante su ciclo evolutivo los problemas que ocasiona tanto en vegetación como en el bienestar de las personas y mascotas se deben llevar a cabo planes de prevención. Por ejemplo, una empresa homologada y registrada puede ejecutar planes de control teniendo en cuenta la seguridad para el cliente y el medio ambiente. Conscientes de estas premisas elige la prevención realizando trabajos localizados con el objetivo de evitar estos problemas que origina esta especie. Para ello utiliza distintas medidas de control priorizando la que atacan a la especia antes de su fase larvaria.

 

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Medidas de control.

 Entre estas técnicas se pueden destacar:

  • Bacillus thuringiensis: Es un insecticida biológico con aspecto de insecticida normal. Está compuesto de miles de bacterias. Se mezcla con agua y se aplica pulverizando con mochila, cañón o en tratamientos aéreos en Ultra Bajo Volumen (ULV).  Está admitido en Agricultura Ecológica por no tener incidencia negativa en el medio ambiente. Su aplicación debe hacerse en el momento adecuado, concretamente en los tres primeros estadios larvarios, cuando son pequeñitas, durante el inicio del otoño (septiembre-octubre).
  • Insecticidas inhibidores del crecimiento: Estos insecticidas, también denominados insecticidas biorracionales, perturban algún proceso elemental de los insectos, por ejemplo, la interrupción de la muda de las orugas. Se están usando bastante para tratar masas forestales de pinos. Esto insecticidas son respetuosos con el medio ambiente. Tiene una gran eficacia en aplicaciones muy tempranas, en la fase de huevo u oruga inicial. Posteriormente no funciona tan bien y las orugas ya crecidas producen daños. Por tanto, es fundamental elegir el momento adecuado. Para aplicarlo en los primeros estados larvarios debe determinarse el período de nacimiento de las orugas. Pueden realizarse muestreos de las puestas en árboles situados en zonas representativas o bien emplear trampas de feromonas. Estas últimas permitirán la obtención de la curva de vuelo de los machos, que a su vez facilitará la determinación del momento de eclosión de los huevos. 
  • Insecticidas químicos convencionales: Para aquellos que contienen piretroides como materia activa: Alfacipermetrin, Cipermetrin o Deltametrin. El tratamiento químico de los bolsones se lleva a cabo mediante la pulverización directa con el insecticida.  Se aplica con Alfacipermetrin o Deltametrin usando una mochila pulverizadora para árboles pequeños y medianos. Se usa también un cañón pulverizador sobre el vehículo todoterreno para alcanzar gran altura. Debe tratarse en cualquier momento a lo largo del invierno y es mejor cuando las orugas son jóvenes y se sitúan en las zonas bajas de las copas y son más sensibles al producto. Los bolsones deben de estar mojados. Si se trata en los meses de febrero y marzo las orugas ya están formados, y es el momento de impedir que éstas desciendan al suelo.
  • Trampas con feromonas: Otro método de control consiste en instalar trampas que llevan en su interior una pequeña cantidad de feromonas sexuales. La feromona sexual sintética de la hembra de Procesionaria del pino («pityolure») atrae a los machos y éstos quedan atrapados. De este modo, no se producirá la fecundación de las hembrasEl método está concebido para aplicarlo a pinares con niveles de infestación bajos. La máxima eficacia se consigue usando feromonas una vez que se han reducido los niveles importantes de la plaga. Otra importante utilidad de este método es la determinación del momento en el que se producirá el nacimiento de las orugas, lo que permitirá afinar con la fecha ideal de los tratamientos.
  • Cortar y quemar los bolsones: Los tratamientos con productos deben complementarse con la eliminación mecánica de los bolsones. En las zonas cálidas, en la primera quincena de diciembre, y en las zonas más frías, a mediados de noviembre. Existen «tijeras orugueras” que se colocan en el extremo de una pértiga de 3-4 m. No se debe cortar los que están en las guías terminales, ya que pueden dañarse éstas y sería peligroso. Posteriormente los nidos se queman.
  • Romper los bolsones: En el caso de que la altura del arbolado no permita cortarlos, los bolsones pueden romperse con perdigón para que las orugas mueran con el frío del invierno al carecer de la protección. Si se alcanza, se pueden romper los bolsones con un palo. Mejor hacerlo por la tarde, para que no les dé tiempo a rehacer el bolsón. Morirán de frío por la noche. Como contienen pelos urticantes, antes de cortarlos o romperlos, se debe regar bien la copa para disminuir las urticarias. 
  • Barreras físicas: Instalar a cierta altura del tronco (1,5 m o más) un cono con plástico semirrígido alrededor del tronco. Esto les interrumpe el descenso e impide que las orugas se entierren en el suelo. Acabarían muriendo de inanición en su interior. Es conveniente hacer unas pequeñas perforaciones en la parte baja del plástico para la evacuación del agua de lluvia que pudiera acumularse en su interior.  Hay que colocar alrededor de los pies de los arboles en el suelo un anillo de material plástico semirrígido, impide su dispersión por el jardín, pudiendo así aplicar un insecticida de contacto sobre ellas y retirarlas una vez muertas. 
  • Fomentar y proteger a las aves insectívoras: Los depredadores más efectivos de la Procesionaria del pino son los carboneros y los herrerillos, dos aves insectívoras especialmente voraces con estas orugas. El carbonero es un pájaro muy bonito y con buen canto. Con una caja de nidificación y alimentos se pueden tener en el jardín y, por tanto, criarse. Las abubillas, críalos, urracas, cuervos también se las comen. Una manera de fomentarlos es instalar cajas anidaderas. Los organismos públicos medioambientales lo están haciendo en los montes, especialmente los procedentes de repoblación, en los que por la juventud del arbolado carecen de huecos que sirvan de refugio a estas aves. Las orugas de Procesionaria del pino también son atacadas por hormigas, cigarras, avispas y diversos parásitos (algunos dípteros e himenópteros).